[f][l][o][r][c][a][n][í][b][a][l][@][d][f]

Juan Carlos Reyna (Tijuana, 1980) es músico y escritor. Aunque despanzurra en numerosos periódicos y revistas, es en esta bitácora donde revela sus entrañas más agrestes, su intimidad acojonada.


Era niña y sólo podía llegar al orgasmo en el momento que se supiera madre. Ella estaba por aprender que la fuerza para extraviarse se gana al despedirnos de nuestros padres. Y que esa despedida también es una herencia. Ahí se le daría el don de ser madre. De dar la vida. Eso hace a las mujeres mucho muy superiores al hombre, que no da la vida, a menos que uno, como hombre, aprenda a ser más de un sólo género. El hombre artista no tiene sexo definido. ¿Qué puede tomar del padre un hombre artista? No mucho, apenas rencores. Esa despedida es para siempre, y la de la madre también. El artista para poder dar la vida en el arte tiene no que matar al padre imaginado en su psique, sino a la madre imaginada en su psique.
***
24/04/10

Yo soy madre. Yo soy mi madre más que soy mi papá. Cuando me despedí de ella le pedí que me dejara lo que más quería (ella y yo), que es dar vida. Así aprendí a dar la vida.
***
24/04/10

I

El orgasmo de una mujer, sospecho, se habita. No se alcanza. Se no habita, mejor dicho. No se habita en el sentido que se alcanza, sí, no en el amor, sino en la seguridad. El amor es demasiado parecido a lo que sentimos por nuestros padres. Y, en realidad, quién quiere hacer el amor con los padres después de Freud. Este amor aleja del orgasmo. Entre más grande esa distancia mayor seguridad, y a mayor seguridad más tranquilidad. Y a más tranquilidad mayor concentración de energía. Lejos. El orgasmo de una mujer es no habitar el amor. Es asumirse centro de energía.

II

La seguridad se pretende para, paradójicamente, perderla. El orgasmo es extravío. En el orgasmo no se piensa. Si no se llega al orgasmo es porque no se está seguro(a). Pero la seguridad es una falacia. La seguridad no existe. Nunca se está seguro de nada, como sabemos. Y hasta esto, en el momento que lo escribo, no es seguro. Hay que extraviarnos desde el principio.

III

La creación artística no es distinta a la exploración de un peregrino por el mundo. El artista visita lugares de su psique profunda, a veces pasando temporadas. Sin embargo, en ello radica también la prueba de saberse o no, en realidad, artista. Éste tiene que saberse antes peregrino y dueño de ningún lugar. Su destino es el extravío. El verdadero artista no tiene nombre.
***
25/04/10

Comments: Publicar un comentario

<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?