La estética del tráficoLa democracia exige el sometimiento y, aún más, la invisibilidad de los gobernados para perpetuar el proyecto del progreso. Es el mito de la ciudadanía, y no los ciudadanos, lo que es representado en un mecanismo que reprime las dinámicas sociales que no se automatizan (es decir, que no se volatilizan) a fin de hacerlo subsistir. No sorprende, pues, que la imposición en el Tercer Mundo de regímenes paradójicamente liberales conduzca a la absoluta ingobernabilidad. En México, donde la transición de un estado unipartidista a un pluralismo político fue alentado por el corporativismo del propio régimen, ningún voto impidió que el nuevo gobierno terminara subyugado por el crimen organizado. El llamado "estado de derecho" terminó encubriendo el desmoronamiento de las fronteras entre lo legal y lo ilegal, y como en el resto de occidente, el nuevo régímen fue constituido a partir de su propia farsa, de su propia ininteligibilidad (...)
Próximamente en el catálogo de Proyecto Cívico.
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05/12/08