El año esta cerrando pompeando la entraña con fríos gozozos y desvelos. Pasé la madrugada junto a amigos que considero familia -casa de Fritz Torres-. Se trató de una posada para compensar la crisis económica, las ejecuciones del narcotráfico y el puto resabio de amores truncados, pero también para celebrar la venta de toda una exposición de Daniel Ruanova en Monterrey, la gira que cierra esta noche Pepe Mogt en San Francisco, el cumpleaños de Mely Barragán, la publicación de mis Estética(s) del tráfico, y un larguísimo etcétera. Experiencias, pues, que nos acercan un mucho a las "modificaciones de los parámetros de goce" que el viejo Lacan consideraba La Felicidad. A pesar de la resaca siempre física de un año que ha dividido mi vida en pasado y futuro, me siento prendido al suelo, encarando los ojos de la vida, esos ojos rojizos y acuosos, pleno de goce y de anécdotas. El año que cierra ha sido el más determinante de mi vida, el año en que los extremos se tocaron. Por más cursi que parezca, este año aprendí el valor de lo Real: mis amistades viejas y nuevas, mi pasión por escribir y leer, mis días con hambre y solo. La vida es un iceberg que se desplaza hacia el cielo.
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19/12/08