[f][l][o][r][c][a][n][í][b][a][l][@][d][f]

Juan Carlos Reyna (Tijuana, 1980) es músico y escritor. Aunque despanzurra en numerosos periódicos y revistas, es en esta bitácora donde revela sus entrañas más agrestes, su intimidad acojonada.


Los escritores y las putas
Es sabido que muchos escritores han sido asiduos a las prostitutas o a los prostitutos. Si no, han sido mujeriegos. Baudelarie o Ted Hugues, por ejemplo. Cosa que tiene su razón de ser en el miedo terrible de estas personas a comprometer sus emociones. Mejor, esconderse como nerdos escribiendo libros, donde desbaratan y recomponene el mundo a sus anchas. Yo me considero escritor, pero temo caer en este estereotupo emocional de literato. Podría confesar (escribir) una cosa tan escatólogica como que me masturbo pensando en sexo sin emociones, sólo llano y simple sexo, pero que cuando lo hago pensando en alguien a quien estoy unido por algun(os) sentimiento(s), pierdo la erección. Pero no, no les contaré semejante vulgaridad tamaño pornografía de medio pelo. No les contaré mis intimidades por miedo a abrirme demasiado a ustedes, los desconocidos. Mejor, hablaré de los otros escritores, los que ya están muertos y, por lo tanto, no se sentirán agredidos en sus interiores. Si escribiera sobre escritores vivos, otra cosa sería: Algunos de ellos serían mis amigos y no lo tolerarían. Al querer saludarlos o, incluso, abrazarlos, me negaran el aprecio. Por este mismo miedo escribo: Para ocultarme de ellos, los otros. Aquellos escritores de contracultura o del romanticismo decimonónico, los antiguos, iban mucho con putas porque pensaban que era un modo de apasionarse del mundo: Mil mujeres o Mil madres sin saber que con una sola quizás hubiera bastado. ¿A dónde chingados quiero llegar con este post? No a la consciencia del escritor romántico, sino a un fenómeno más grande de mi mi generación o, aún más grave, mi sola proyección: El sexo antiséptico, preciso concluir, tiene origen en el deseo de no abrir el corazón o el culo de los sentimientos. El hombre machista, el más marica de todos, teme que lo penetren por el ano precisamente porque teme que lo reconforten en ese lugar vacío entre sus piernas. En esa asuencia del castrado que es la falta de cariño, la falta de suficientes recursos para defenderse ante los embates de la vida. El sufrimiento de nosotros, los huérfanos.
28/07/07
***

Comments: Publicar un comentario

<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?