El cuerpo comienza a sentirse como si fuese
un calor que se nos ha metido al cuerpo, insospechado. El pánico de estar con nosotros mismos es lo que nos hace temblar y no el café o el redbull. El corazón está a punto de salirse de su espacio y nosotros, por ende, queremos salirnos de nosotros mismos
lo antes posible. Antes de que estalle. Antes de que sea demasiado tarde y terminemos solos, sin nada, sin nadie.
***
07/08/07