Que el arte subversivo tiene tetasEl arte feminista no es más que un exótico souvenir que nos heredó la revolución sexual de los sesenta.
Al menos eso es lo que piensa la inmensa mayoría de intelectuales, a quienes esta etiqueta manoseada y despreciable produce la misma irritabilidad que términos como “marxismo” o “secreción vaginal”.
Cuesta creer, en un mundo patriarcal y vetustamente moralino, que el feminismo es la revolución artística más importante de los últimos 40 años.
Pero, pésele a quien le pese, todo arte que la academia delimita bajo el concepto sospechoso de “posmoderno” es impensable sin este movimiento. Su vigencia es tan obvia como un espejo y, por eso, el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles (MOCA) se ha propuesto exhibir una retrospectiva monumental de esta aestética con cuatro décadas de vida.
Más sobre mi reseña de esta expo, en El Ángel, del periódico Reforma.***
1/07/07