Lo que menos amamos de nuestros cuerpos
Los olores, el cabello y la palidez de ciertas áreas, inhibidores de nuestro deseo de quererlo todo, amarlo todo, apretujarlo todo. La cosmetología no recuperará la inocencia de volver a sexualizar esas cosas desagradables, pero sí el deseo de sexo. Las piernas olorosas a perfume, por ejemplo. La cosmetología burla los puritanismos, de ahí mi voto a favor de la frivolidad.
18/06/06
***