Contra el terror espantatontos
Los noticiarios son los culpables de que nuestra capacidad de asombro sea apenas una sombra ante las películas de horror. Entiendo: no se la han dejado nada pelado a este mal llamado género menor. Pero tampoco es excusa para tremenda cobardía expuesta en Hostel (Eli Roth, 2005), un verdadero bodrio fílmico, tibio, aguado, mediocre. Tengo un fetiche tremendo por las películas gore que rinden tributo a la gran tradición que se enriquece de maestros como Barker, Carpenter y Ruggero Deodato, creador del espeluznante culto Canibal Holocaust (1980). Pero habiendo logros tan evidentes en el pasado, no entiendo como Quentin Tarantino prestó su nombre para un filme que presume de clasificación D (por favor, es más impactante Cuando Bambi conoció a Godzilla) que, sin embargo, en fracciones de segundo antes de que el bisturí toque la piel blanca de la víctima, el director le da corte. Gran decepción tratándose del director de Cabin Fever (2003), película que prometía un horizonte renovado para el horror gabacho. Sí, los noticicarios. Basta acordarse de los videos del linchamiento en Tláhuac.
13/04/06
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