Contra la comedia estúpida
En un mundo al que Dios no ha vuelto desde que a Nietzche le dio la sífilis, el peso de las deciciones morales descansa sobre la frágil espalda de la gente. Peor que un complejo de Sísifo, tomar una decisión (ser o no ser, Pepsi o Coca-Cola) perturba nuestra comodidad esquizoide al grado de preferir no hacer nada en absoluto. Nomás reír como alelados.
16/03/06
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