: si crees que la moda es un asunto que surge en la alta costura y en el arte, piénsalo otra vez. El asunto de la moda, es el asunto de los ciclos que impone el sistema de consumo. Y todo es consumible. Carajo, hasta la crítica al consumo es consumible. Sí: la academia, ese nido de lameculos que imponen al resto de los mortales las ideologías, tiene sus propios fashion statements. Las becas y las inversiones a proyectos de investigación no son sino los adelantos de las temporadas de consumo de conocimiento. El mejor ejemplo: el feminismo. Los estudios de género fueron una moda hace algunas décadas en los círculos de Harvard. Ahora, sólo en los Colleges del tercer mundo se les da prioridad. ¿Porqué? Porque el feminismo pasó de moda. Hasta el arte feminista pasó de moda (la poesía feminista, la peor de todas). ¿Se trataba de un discurso naive, alarmista y mamerto que se inventaron un grupo de lesbianas insatisfechas? Quizás. Pero el mundo sigue igual de machista como siempre. La mujer sigue sufriendo las discriminaciones típicas de ese mundo, uno en el que aspiración absoluta es la de penetrar y no ser penetrado. La academia, de hecho, es un sistema en absoluto machista. Recientemente la artista visual Mely Barragán inauguró en Tijuana una exposición titulada "Casi perfectas". Sus piezas atinan (con humor socarrón y mucha inteligencia) en revelar lo evidente: el rol de la mujer no ha cambiado en mucho. La exposición ha pasado algo inadvertida. En mucho porque aborda el asunto de los roles y el género. Los curadores, otros híbridos insatisfechos, no parecen interesarse en este tipo de discusiones. El statement parece inclinarse más a el asunto de las "fronteras culturales" (que no es sino el aval de las transnacionales) y no al feminismo. Eso prueba lo corrompido y disparatado que está el supuesto círculo de la crítica.