Estoy en break del trabajo. Años después de afianzarme como Juan Reyna. Estoy en mi lunch break, así que puedo darme este minutito.
¿Nunca les conté cómo pasó?
Todo fue porque los doctores americanos (nadie como Doctor Peacock) fueron rebasados por la tecnología del cauterizador rayo láser. Ese que se empezó a usar en los años ochenta.
El cauterizador sólo iba a abrir una rajadita en la punta del pene, pero no. Abrió un boquete: en medio de la bicholita. Al rato esa bicholita era una cáscara de piel seca: como tostada. A los minutos se rompió.
No recuerdo bien si me dolió.
Bueno, me regreso al lunch. Escribo luego.