Paráfrasis de un poema muy conocido
Nací en Tijuana.
Mis primeros padres fueron Mamá Mona y Papá Pillo.
Crecí tan bonito como un trébol de jardín,
como moneda de veinte pesos, pero también como tortilla.
O sea: crecí con la realidad desmentida en el apéndice
y hasta con cursilerías en la pecera del amor.
Mi mamá lloraba en sus esquinas
con la frustración a oscuras, con la soledad a tientas.
Mi papá se moría mirándome a los ojos,
muriéndose en la cámara lenta de los años y exigiéndole a la vida.
Luego la ceguez de los noviazgos, la ausencia de los amigos,
la música ensordecedora de las guitarras,
la colonia hipódromo empobrecida.
Y luego yo (pobrecito),
tan quejumbroso, tan melodramático.
Sí, siempre he sido bueno para todo:
y con esto no he hecho sino cronometrar mi aniquilamiento.
Como alguien me lo dijo una vez: Valgo Madre.