Los amorosos II
Por lo pronto, fui invitado a leer esta noche una serie de poemas amorosos que escribí hace mucho, cuando una mujer que ya no recuerdo invadía mi cabeza todo el día. Ella se fue y había dejado una punzada en el hígado que alivié en seis meses con alcohol, sexo, cocaína y, por supuesto, poesía cursi. Esos textos harán suspirar a la audiencia seguramente, pues son amorosos. Lo que no se entenderá es que esas palabras ya no Son, habitan sólo el espacio efímero de las imágenes y el mero simulacro. Basta que una palabra llegue con dos años y medio de retraso para no existir, para hacer de la poesía una mentira.