verso de un
trovador madrileño para concluir una jornada intensa en la oficina de trabajo:
"
Yo tenía un botón sin ojal, un gusano de seda /mi Cantinflas, mi Bola de Nieve, mis tres Mosqueteros /mi Tintín, mi yo-yo, mi azulete, mi siete de copas /el zaguán donde te desnudé sin quitarte la ropa /no sabía que la primavera duraba un segundo /yo quería escribir la canción más hermosa del mundo"